Una realidad que llega al mercado para poner en escaparates, estanterías y, en definitiva, en manos de los lectores, aquellas historias que, pese a ser muy buenas, pese a merecer ser contadas, duermen en cajones, carpetas y rincones especiales para cada autor.
Nos negamos a que esas historias languidezcan y finalmente mueran en una mudanza, una limpieza general o una herencia. Queremos sacarlas a la luz.
Utilizamos el plural al referirnos a nuestra editorial a sabiendas, pues siempre detrás de cada libro hay infinidad de «obreros de libro», de cuello duro como mencionaba Arturo Barea, pero obreros al fin y al cabo.
La editorial se encarga de ensamblar múltiples piezas que visten esa historia rescatada, ese libro que siempre estuvo ahí, ese mármol al que el escultor se acercaba para sacar la escultura que se hallaba dentro.
No puede haber una mejor declaración: creación, trabajo y, finalmente, un libro.